jueves, 9 de febrero de 2012

Y... ¿CUÁL ES EL PROBLEMA?


Loreto no puede dejar de pensar en aquella tarde cuando el pequeño Nicolás 
se acercó a su lado sin despegar sus grandes ojos de ella, caminando sigiloso 
y reflejando en su rostro una gran preocupación.
 Ella toma al niño con cariño,  lo sienta en sus faldas, y  sin dejar de sonreír le pregunta:
Veamos mi pequeñín ¿Qué pasa por esa cabecita? Díselo a tu “Tía”.
El niño hizo un ademan, que quiere bajarse de tan cómodo regazo que le 
ofreció Loreto.    Nicolás,  sin apartar su vista de la mujer que todos los días le espera para saludarle en las mañanas y despedirlo luego una vez terminada la jornada se acerca decidido alista sus pantalones, toma un mechón de su pelo que cae sobre su frente que con suavidad ordena hacia atrás, moja sus labios con su lengua, carraspea y con voz firme y decidida trata de hilvanar las palabras justas y precisas que deberá decir a su maestra que lo mira con interrogante y muy ansiosa de lo que dirá aquel niño de escasos seis años de edad.
-Rápidamente el pequeño Nicolás introduce su pequeña mano en el bolsillo, mira a su maestra, le muestra un anillo, y pregunta sin vacilar:    -¿Quiere casarse conmigo?
- Ella, asombrada por lo que acaba de oír, lleva sus manos al  rostro, queda en silencio, luego nerviosa, y con una leve sonrisa calmada, le mira y dice:
-¡Nicolás…. Eres un niño! Además ¿que diría mi madre?
Sin dejar de observar, Nicolás le responde:
-Y ¿cuál es el problema? A su madre la traemos a vivir con nosotros y listo.
Todo aquello Loreto no se lo esperaba, trató ahora disuadir a Nicolás de lo que estaba planteando, pero, no encuentra palabras para tal propuesta. Luego de unos segundos, el niño continúa con su petición y explica a Loreto lo que ha resuelto.
- Sabe maestra, fue difícil prepararme para pedirle matrimonio, porque no sabía donde se realizaría la ceremonia, ni cuantos invitados vendrían, pero considero que deben ser pocos, para terminar pronto con la fiesta. Luego nos iríamos a algún lugar para estar solos y así poder abrazarla y darle muchos besitos. Todo esto lo tengo aquí en mi mente, hace muchísimo tiempo.
Loreto sólo escucha. Quiere parar aquella conversación pero, no quiere herir los sentimientos de Nicolás. Ella se pone de pie,  toma suavemente  los hombros del niño y dice:
-Soy mucho mayor que tú, como podríamos andar en la calle, todos van a decir ¡Ahí va mamá con su hijito!
-Y ¿cuál es el problema? responde de inmediato Nicolás. ¡Que ellos crean lo que quieran! Ud. y yo sabremos que somos esposos.
Loreto respira hondo, frunciendo el seño le responde casi enajenada:
-¡Ya basta Nicolás! Esto no puede ser, debe existir amor entre ambos.
- Si, ya lo sé, dice el niño, con voz muy efusiva Ud. todos los días dice que me quiere y yo igual la quiero…..existe el amor entre nosotros,  y no se ¿cuál es el problema?
Ella ahora sólo atina mirarlo fijamente a los ojos, le sonríe y con lágrimas que caen sin poder contener, le dice tiernamente:

-Nicolás… nuestro amor, pequeño mío ¡es imposible! El niño mira extrañado a su maestra y pregunta ¿qué es imposible?

AUTOR: BERNARDITA






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